jueves, 28 de mayo de 2009

Realidades de una confrontación




Existen muchos mitos dentro de las artes marciales y métodos de defensa personal en general que en ocasiones hacen que la gente tenga creencias erróneas sobre lo que funciona y lo que no, cuando se trata de proteger su vida. Por supuesto que existen engaños o juegos que se venden como defensa personal, pero también existen profesores que con buenas intenciones han aprendido y luego enseñan un arte, que en realidad nunca utilizaron más allá del dojo, kwon, etc. Hace un par de años me tocó, por razones laborales, estar en un centro de convenciones, donde entre otras cosas se presentaba una exhibición de defensa protagonizada por un sensei de aikido muy conocido. Aclaro que no tengo nada en contra del arte del aikido, por el contrario me parece algo maravilloso para el crecimiento personal y soy un asiduo lector de Morihei Ueshiba (creador del aikido) y de su obra “El Arte de la Paz”. Pero lo que allí se mostró como defensa personal, es a lo que me refiero en éste artículo como una demostración que lleva a creencias engañosas por parte del público en general. Una persona siendo atacada por no menos de otras diez, que corrían hacia él con el brazo ya extendido en posición de golpe, y volaban literalmente con un solo movimiento defensivo. El éxtasis llegó al público cuando éste sujeto no solo “venció”, sino que además “apiló” a todos los atacantes…
En más de 40 años de entrenamiento y enseñanza y con conocimiento de varios estilos, tengo muy en claro que son muy pocas las técnicas que funcionarían en una situación real por más que muchos maestros digan lo contrario. Mi experiencia en seguridad pública y la investigación de la realidad me dice lo contrario, por más que no quiera.
No es mi intención desprestigiar ninguna disciplina marcial o métodos de defensa, sino proponer otra metodología de enseñanza y entrenamiento para lo que a defensa personal exclusivamente se refiere.
En primer lugar, una pelea real es lo más antiestético que existe. Las técnicas que funcionan no son las más bellas. Esto se ve claramente cuando se realiza un entrenamiento con contacto total y sin reglas. Los peleadores rápidamente se olvidan de las patadas con giro, las técnicas con salto, los lances complicados y las llaves de control de muñeca, por nombrar algunas técnicas. Basta con ver los torneos de peleas "sin reglas" (en realidad, algunas reglas existen) tan populares en la actualidad para darse cuenta de esta realidad. Y los que compiten son personas que entrenan 3 o 4 horas por días o más y saben pegar fuerte. ¿Porque razón entonces nadie realiza ninguna técnica acrobática ni demasiado complicada y se dedican mayormente a lanzar golpes de puño, patadas básicas, derribos simples, forcejeos, y a revolcarse durante minutos por el suelo?
En el entrenamiento real habitualmente no se toma en cuenta la influencia de las emociones (miedo) en una situación real de violencia. La adrenalina y el nerviosismo del momento harán que tu cerebro pierda capacidad de recordar movimientos complicados. De pronto afloran los instintos y las habilidades motoras simples. Son millones de años de evolución que difícilmente sean modificados en 20, 30 o 100 años. Y si uno no incorpora de alguna u otra manera las emociones en el entrenamiento, es probable que el fantasma tan temido del "bloqueo mental" aparezca cuando haya que utilizar las habilidades en un hecho real. El control y el entendimiento de los aspectos psico-emocionales son mucho más importantes que saber tirar un golpe. Sin embargo, nunca o casi nunca se incorporan estos aspectos en un entrenamiento de defensa personal y por lo tanto, se trabaja en forma parcial.
En una confrontación física real no hay preparación. No es como un torneo o una pelea de Ring donde los peleadores saben con un mes de anticipación quién será su rival, lo estudian y entrenan todos los días para prepararse para ese evento. La realidad ocurre cuando uno menos se lo espera y bajo las condiciones más incómodas, y habitualmente uno no conoce a su rival. Por lo tanto, la incertidumbre cumple un rol crítico y mucha gente no se siente cómoda bajo la misma.
No existe consentimiento sobre cómo se peleará. En más, nunca sabrás si el oponente lanzará un golpe, ni cuándo lo lanzará, ni qué golpe, ni cuántos. No existe ningún mérito en defenderse de un golpe que sabes precisamente cuándo y cómo vendrá. Pero el espectador poco entrenado cae fácilmente en la ilusión sin darse cuenta que el consentimiento entre peleadores está ocultando la mas cruda realidad. Hasta la técnica mas rebuscada funcionará cuando hay consentimiento.
Tampoco existe un árbitro que detenga el combate si uno cae al suelo o si ha recibido un golpe fuerte. En la realidad no hay reglas. Y aceptar esto puede hacer que más de una persona entre en pánico cuando esté en las puertas de una pelea real. Del mismo modo, no existe el respeto ni los peleadores se saludan previamente al combate.
Si la confrontación física no se resuelve en los primeros dos o tres segundos, existe una alta probabilidad que los peleadores caigan al suelo y el combate continúe desde allí. Mayormente porque al llegar al combate cuerpo a cuerpo, la tendencia suele ser forcejear y tironear de la ropa, y muy poca gente entrena a ser letal y efectivo en esa distancia tan crítica.
Cuando la pelea continúa más de dos o tres segundos, se requiere un estado físico excepcional para seguir combatiendo. Pelear cansa. Y la adrenalina dura solo unos pocos segundos. Por lo tanto, más vale que seas capaz de finalizar la confrontación de inmediato o se complicará enormemente tus posibilidades de sobrevivir, más aún frente a más de un oponente.
Todas las técnicas funcionan a la perfección cuando el oponente coopera. Pero cuando la cooperación es inexistente y el oponente realmente está pensando en lastimarte seriamente, la mayoría de las técnicas no funcionan en la realidad. Y en la calle no existe la cooperación. Como siempre le digo a mis alumnos: nunca nadie se va a dejar golpear ni doblar el brazo, porque a nadie le gusta ser golpeado y va a tratar de lastimarte seriamente si lo intentas. Entonces, practicar siempre con cooperación puede ocultar la realidad de la violencia y llevarte a cometer errores tal vez fatales cuando tengas que utilizarlo en un hecho de violencia.
En una pelea real pueden ocurrir decenas de errores inesperados. Uno no esta combatiendo en un gimnasio preparado para tal fin, sino en un lugar donde el suelo es resbaladizo, donde hay muchos objetos y muebles con los cuales golpearse y tropezarse, donde hay piedras, vidrios... y lo más importante... el oponente suele tener amigos que no dudarán en ayudarlo. Si uno no incluye estos errores en el entrenamiento y en cambio cada vez que un alumno se resbala se detiene la pelea, entonces cuando se vea en una situación real y le ocurra la misma desgracia posiblemente no sobreviva al no saber como resolver el error.
Finalmente, la gran mayoría de las técnicas que se creen tan letales, no lo son cuando llega el momento de aplicarlas en la realidad. El cuerpo humano puede resistir una gran cantidad de daño. Y más aún si la pelea es con un peleador callejero que sabe pelear, sabe aguantarse golpes, está adrenalizado y peor todavía, está bajo efectos de narcóticos. Derribar a un individuo de un solo golpe no se da con tanta frecuencia como se cree, ni golpear a los genitales no siempre te asegura que logres incapacitar a tu atacante.
En Boxeo Chino, con unas protecciones adecuadas trabajamos lo que se denomina “entrenamiento de estrés” en el que se pelea con algún compañero de entrenamiento, sin reglas, sin consentimiento, sin cooperación e incluso en algún lugar que no sea un gimnasio, como por ejemplo, adentro de un lugar estrecho, en una escalera, en una habitación de tamaño reducido, sobre suelo mojado, etc. Se busca aproximarse lo más posible a la realidad, peleando a contacto, incluyendo las emociones y el diálogo previo al entrenamiento. Se trata de golpearse uno al otro inclusive "haciendo trampa" (en realidad no es trampa porque no hay reglas), y aún más, con la posibilidad de incorporar alguna arma u objeto del entorno durante la confrontación.
Estas son las pautas generales si se desea en realidad practicar artes de combate y/o autodefensa realista. Todo lo demás es lindo, es vistoso, pero alejado de la realidad.